La historia es mejor comprendida cuando la recibimos a través de los personajes que la protagonizan, y el protagonista idóneo para contarnos la reforma de la Puerta del Sol a mediados del siglo XIX es su principal responsable, el Ingeniero y Arquitecto Lucio del Valle.

Recorreremos la madrileña Puerta del Sol desde mediados del siglo XVII, cuando el cartógrafo portugués Pedro Teixeira nos dejó una fundamental topografía de la ciudad. Así descubriremos Sol verdaderamente como una encrucijada de caminos y espacio de mercado con una intensa vida social.

Se sitúa como un lugar referente de acontecimientos históricos, por ejemplo, fue testigo del levantamiento popular de Madrid allá por el 2 de mayo de 1808, por entonces todavía estaba intacta de las reformas que se harían posteriormente. Más tarde, algunos edificios históricos como la Iglesia del Buen Suceso, o el Convento de San Felipe de Neri, que fue el principal mentidero de Madrid, desaparecerán para dar paso a las principales construcciones del siglo XIX.

La plaza se pavimentará e iluminará, proyectándose algunas reformas mucho más profundas en la fisionomía del espacio urbano, influidas por el traslado del Ministerio de Gobernación al edificio de la Real Casa de Correos. La Puerta del Sol será el centro político de todas las protestas sociales de estos tiempos, algo que no ha cambiado demasiado en la actualidad. Después de la reforma, la vitalidad cotidiana de los madrileños inundará nuevamente la plaza, acercándose inexorablemente hacia el siglo XX.