La puerta del Sol, una de las plazas más famosas de España, parece tener su origen como uno de los accesos de la cerca, que en el s. XV, rodeaba Madrid. Su nombre podría deberse a un sol que adornaba la puerta que estaba orientada hacia el Este. En el s. XVII pierde su carácter periférico y empieza a ocupar un lugar predominante en la población de Madrid. Es en este tiempo cuando se puede ver la plazuela en el plano de Teixeira (1656), como una encrucijada de caminos y calles que convierten a este punto en un centro de la mayor importancia desde el punto de vista de las comunicaciones ya que aquí se conectavan diversas vías que terminaban en la nuevas puertas de acceso a la ciudad. 

Debido a la constante afluencia de personas, la Puerta del Sol acabó convirtiéndose en un centro de reunión propicio para la instalación de negocios y comercios que incluían una mercadillo de alimentación al aire libre entre el Convento de la Victoria y el Buen Suceso. También se encuentra documentada la venta ambulante de buhoneros, latoneros y, en verano, vendedores de fruta y alojeros, que vendian aloja, una bebida refrescante muy popular entre los madrileños. En ocasiones los puestos de venta contaban con una mínima infraestructura de madera. Se trata de los "cajones" que pueden verse en el plano de Teixeira rodeando la fuente de la plaza. Tal era la densidad de puestos que el Ayuntamiento pronto se vio en la obligación de dictar bandos para organizar la actividad y no entorpecer el tráfico de vehículos y personas.

Cone l crecimiento de la ciudad en los siglos XVIII y XIX se acentúa el carácter céntrico de la plaza, aunque su fisionomía no dejara de ser la de una “calle ancha”. El paso de carruajes y personas seguía siendo contínuo, siendo este espacio donde se concentraba la vida social de la ciudad. Buen ejemplo de ello son los mentideros en las gradas de San Felipe, donde se reunían los madrileños para comentar e intercambiar "chismes" y noticias.

La Casa de Correos fue construida por el arquitecto francés Jaime Marquet entre 1766 y 1768. Será este edificio el que empiece a sentar las bases urbanísticas de lo que hoy es la Puerta del Sol y su creciente importancia como punto céntrico de Madrid.

Al regresar en 1759 del reino de Nápoles para asumir la corona española, Carlos III trajo consigo una serie de colaboradores que habían trabajado con él. Entre ellos se encontraba el Marqués de Esquilache, Leopoldo de Gregorio quien se encargó de realizar una serie de reformas en la ciudad entre las cuales se incluían el alumbrado, mejorar la salubridad a través de mejoras en el alcantarillado y la pavimentación de las calles, etc. 

También intervino para mejorar la seguridad de las calles, razón por la cual se promulgó una Real Disposición prohibiendo los típicos sombreros de ala ancha, o chambergos, y las capas largas entre otras prendas más o menos tradicionales bajo el argumento de que el embozo permitía el anonimato y la facilidad de esconder armas.

Las medidas de Esquilache, que no contaba con el favor popular por extranjero y por ser sospechoso de acumular rentas, vender cargos y favorecer familiares, fueron interpretadas como una imposición extranjerizante, a pesar de que únicamente renovaba prohibiciones ya expresadas e ignoradas anteriormente por el pueblo. El Motín se precipitó cuando un ciudadano se defendió cuando fue obligado a desprenderse de su vestimenta, estallando una revuelta que pronto se extendió a la Puerta del Sol y de ahí a todo Madrid.

Finalmente el motín se sofocó al permitir al pueblo vestir según sus costumbres y al desterrar al Marqués.

Leemos en el texto que acompaña este grabado:

"Acometidos los franceses en este sitio por los patriotas, se trava entre estos y aquellos una sangrienta refriega, en que el valor y la indignación de los otros sculpe a la táctica y disciplina de los otros. No obstante reforzados los primeros con numerosos / cuerpos de infantería y caballería que acuden de todos puntos, y con algunas piezas de artillería, tiene el pueblo que ceder la superioridad despues de haber causado gran destrozo en el enemigo. Los franceses para satisfacer su cobarde venganza, / asesinan a un numero considerable de personas de todas clases y estados que con el fin de huir del tumulto, se habian refugiado al templo del Buensuceso, cuyo sagrado recinto quedó profanado con la inocente sangre de aquellos martires de la libertad española."

Como resultado de la batalla, la iglesia del Buen Suceso quedó sumamente dañada por las represión francesa, sin que las reparaciones a las que fue sometida en los años siguientas fueran capaces de devolverla a su primitivo estado.

La política de higienización del casco urbano madrileño emprendida por José I Bonaparte implicó la apertura de numerosas plazas por toda la ciudad. Los nuevos espacios se ganaron gracias al derribo de diferentes edificios eclesiásticos y al cierre de los cementerios que muchas parroquias albergaban, en lo que se ha considerado una "primera amortización". Se puede encontrar los orígenes de numerosas plazas madrileñas en esta época. Es el caso de las plazas de la Plaza de los Mostenses, la de Santa Ana, la de San Martín, la pLazza de San Miguel y también de la Plaza del Carmen, en las inmediaciones de la Puerta del Sol tras la desaparición del cementerio de San Luis.

Aunque la Puerta del Sol no se vo afectada directamente por el urbanismo de "Pepe Botella" si que vio modificado su uso ya que la nueva plaza del Carmen empezó a atraer la actividad del mercado ambulante que se formaba en ella. A partir de este momento la vida comercial de la Puerta del Sol se fue especializando y haciéndose más estable.

Imagen: Detalle del Mapa de Madrid en 1812 (corregido y aumentado en 1846) de D.P.M. López:

Construido en 1561, se ubicaba entre la propia Puerta del Sol y las calles de la Victoria y de la Cruz, teniendo entrada por la actual de Espoz y Mina. La arquitectura neoclásica de la iglesia fue muy dañada durante la Guerra de Independencia. Al igual que el vecino Convento de San Felipe el Real, existió hasta que la desamortización de Mendizábal en 1836, decretó que fuese finalmente derruida.

Leemos en el texto de María José Arnaiz "La Puerta del Sol en el Siglo XIX" dentro de La Casa de Correos: un edificio en la ciudad (1988).

"Aprovechando la Junta creada por S.M. para el destino de los conventos suprimidos (9 de julio de 1836) presenta el Marqués de Pontejos un proyecto «formado para dar más amplitud a la Puerta del Sol», en el que se propone el derribo de la iglesia del Buen Suceso. A esta inventación responde el Patronato del citado organismo con una negativa rotunda". 

Es interesante señalar que, dentro de la argumentación del Patronato de la iglesia para impedir el derribo, figura la importancia del reloj de la iglesia para los madrileños indicando que era el que regía "las salidas de correos y diligencias, además de señalar la hora para los servicios más importantes y urgentes de la Corte".

Imagen: Detalle de La Puerta del Sol con la iglesia del Buen Suceso de Genaro Pérez Villaamil (1853) Museo de Historia.

Mientras que se pensaba en una solución real para la Puerta del Sol, fue aliviándose su aglomeración, trasladando la popular fuente de la Mariblanca a la plaza de las Descalzas Reales, emplazamiento que retrata esta fotografía de Alfonso Begué tomada en 1864 y conservada en el Museo de Historia de Madrid.

En este cuadro, que muestra a la Puerta del Sol como centro de reunión de los madrileños durante las fiestas navideñas, ya no apreciamos ni el Convento de las Victorias ni la fuente de la Mariblanca. El escenario donde se desarrolla la escena está enmarcado por la Casa de Correos, situada a la izquierda y al fondo se levanta la iglesia del Buen Suceso, todavía con su célebre reloj iluminado con ocasión de la fiesta. 

Contemplamos a un nutrido y bullicioso grupo de personajes, algunos de ellos ataviados con disfraces, festejan la llegada de los Reyes magos, mientras que en el centro de la composición un personaje provisto de una escalera de mano y un capazo se dirige hacia una de las esquinas de la plaza. Esta celebración giraba en torno a una broma que los madrileños gastaban a los recién llegados a la capital, fundamentalmente a gallegos, asturianos y cántabros. La broma consistía en hacerles creer que los Reyes Magos, conforme visitaban los hogares madrileños, iban dejando dinero en los balcones. De esta forma, los incautos que picaban con esta inocentada iban escalera en mano subiendo a las casas para recoger las monedas y depositarlas en un capazo como el que porta el protagonista de esta escena. Durante la fiesta los madrileños recorrían las calles con hachones encendidos y arrastrando latas por el suelo, produciendo un estrépito insoportable.

Tal era el bullicio y el escándalo formado en las calles de la capital, fundamentalmente en la Puerta del Sol, que en 1882 el alcalde de Madrid, don José Abascal (cántabro, para más señas) quiso abolir esta costumbre mediante la imposición de una tasa de cinco pesetas para todos aquellos que quisieran participar en la celebración. Pocos quisieron pasar por caja y ese mismo año la procesión dejó de realizarse, al menos en el centro de la capital. No obstante, la prohibición no arredró a los madrileños que querían seguir celebrando las fiestas de Navidad en las calles de la ciudad. Tal es así que se cuenta que, poco tiempo después comenzaron a reunirse en el día de Nochevieja en la misma Puerta del Sol a celebrar la entrada del nuevo año con la voluntad de armar el mayor bullicio posible. Con el ánimo festivo y burlón, y como forma de ridiculizar a la clase política que les impedía celebrar la fiesta a su modo, empezaron a tomar las uvas al ritmo de las campanadas del Ministerio de la Gobernación, satirizando la aristocrática costumbre recien importada de Francia de tomar uvas y champagne durante la Nochevieja

El convento de Agustinos de San Felipe del Real fue fundado en 1547, y a lo largo de los siglos XVII y XVIII se convirtió en el más célebre de los mentideros de la Villa y lugar de reunión de la sociedad madrileña.

En 1718 sufrió un gran incendio, y todo el edificio resultó muy dañado durante la Guerra de Independencia. En 1838, tras la desamortización de Mendizábal, fue demolido para ensanchar la calle Mayor y, en su lugar, se construyeron las Casas del Cordero (1842-1845), que fueron los primeros apartamentos de la ciudad.

El edificio de las Casas del Cordero se situó sobre el solar del antiguo convento de San Felipe el Real. En su época constituyó una gran novedad, ya que fue el primer gran bloque de viviendas levantado en Madrid. Su nombre se debe al promotor, don Santiago Alonso Cordero, cuyo escudo está colocado en la esquina de Mayor con Esparteros.

Mariano de Albo, arquitecto de la Real Academia de San Fernando, estuvo e exiliado en París durante el reinado de Fernando VII, volviendo a España en 1834. Expuso, en una serie de artículos escritos para el periódico El Clamor Público, sus ideas sobre una reforma de la Puerta del Sol imaginando una gran plaza con forma de rectángulo apoyado en su lado sur que ascendía hasta la iglesia del Carmen. También propuso la realización de una gran catedral en el solar de la iglesia del Carmen, un teatro en el terreno de la iglesia del Buen Suceso y un edificio para Bolsa al que no se asignaba una localización concreta.

Nunca se consideró realmente por lo excesivo de las expropiaciones y, sobre todo, el plazo de ejecución: veinte años.

En el año 1847 el inmueble fue ampliamente reorganizado en su interior para convertirse en la sede del Ministerio de la Gobernación, aunque su planta baja sigue siendo utilizada como oficina central de Correos. Este hecho tiene una gran trascendencia por las connotaciones políticas que conlleva: en una época de grandes revueltas populares y sociales, las protestas se hacían en la Puerta del Sol, que en aquel momento contaba con la mitad de la superficie actual y, en parte, acabaron precipitando la reforma de la plaza.

En 1848, el Conde de Vista-Hermosa, Corregidor de Madrid, arregló y niveló la pavimentación de la plaza e instaló el alcantarillado en un proyecto que supuso a las arcas municipales 30.000 reales. Además colocó en el centro de la plaza una gran farola cuya "altura, magnitud e intensidad de la luz de gas (equivalente, sí no estamos mal informados, a la de 40 faroles comunes), decorará é iluminará ventajosamente toda la Puerta del Sol, y servirá de noche para señalar la dirección de los carruajes en aquella peligrosa confluencia de diez calles las principales de Madrid" (Diario "La España" del 6 de mayo de 1848). El Museo de Historia conserva una reproducción con la plaza en este estado, que es la que aquí reproducimos.

Custodiada en la Biblioteca Nacional de París, esta imagen tomada por Tenison desde una de las ventanas de la Casa de Cordero, retrata el estado de la Puerta del Sol en 1852, dos años antes de comenzar los primeros derribos de la Plaza y nos permite comprobar sus verdaderas y modestas dimensiones.

El 12 de agosto de 1852 se publicó en la Gaceta de Madrid, a propuesta del Ministro de la Gobernación Manuel Beltrán de Lis, la creación de la Junta Consultiva de Policía Urbana. Este organismo, dependiente directamente de este ministerio, tenía entre sus competencias la de la formación de un "proyecto general de alineaciones de Madrid y sus afueras", lo cual desencadenó, en palabras de Pedro Navascués "un abierto enfrentamiento con el Ayuntamiento de Madrid" debido al choque de competencias entre las dos instituciones.

La Junta consultiva estuvo presidida por Pedro Gómez de la Serna, otrora ministro de la Gobernación, y entre sus componente figuraba también el escritor Ramón de Mesonero Romanos, autor del Proyecto de Mejoras Generales de Madrid (1846) y antiguo concejal del Ayuntamiento de Madrid; el arquitecto del ministerio Anibal Álvarez que propondría un primer proyecto de ampliación de la Puerta del Sol en 1853 y el ingeniero de caminos Lucio del Valle, quien acabaría diseñando el proyecto definitivo de reforma de la plaza en 1859.

El proyecto de nuevas alineaciones para la Puerta del Sol fue presentado por el arquitecto municipal Isidoro Llanos el 12 de abril de 1853 y abarca, no solo la Puerta del Sol, sino también la calle de Alcalá hasta la puerta del mismo nombre que cerraba la ciudad. La reforma proyectada por Llanos, que en la imagen se identifica con los trazos rojos, era muy tímida y se limitaba a ganar unos metros sobre las fachadas que daban frente a Correos para darle un aspecto más regular a la plaza, conservando la iglesia del Buen Suceso. No fue considerada esta propuesta por la Junta consultiva de Policía Urbana quien, en sesión celebrada el 28 de octubre de 1853 sólo tomó en cuenta las alineaciones de la calle de Alcalá desde los números 2 para los pares y 5 para los impares, dejando fuera a la Puerta del Sol por disponer para este espacio de otros proyectos (véase en este mismo dibujo las alineaciones marcadas en tinta azul).

El Arquitecto Anibal Álvarez, miembro de la Junta Consultiva de Policía Urbana del Ministerio de la Gobernación, junto a Eugenio de la Cámara y Pedro Miranda, presentaron en septiembre de 1853 este proyecto que se conoce gracias a un plano conservado en el AGA (plano 228, leg. 9091-4) y cuya traza también se encuentra presente con tinta azul en el plano conservado en el Archivo de Villa (0,69-11-5, en la imagen). Tal y como comenta Navascués,  el proyecto "pone de manifiesto la dificultad de ampliar la plaza sobre el antiguo trazado viario, dando lugar a fachadas de muy distinta longitud. Para evitarlo, se dibujó un pequeño arco de círculo desde Montera hasta Preciado con el fin de controlar este mal efecto. Según se lee en el plano del AGA, la Junta Consultiva aprobó el proyecto el 14 de octubre de 1853. No obstante, cinco días después se presentó otro proyecto bien diferente.

Conocido por dos grabados anónimos presentes en el Museo de Historia y tradicionalmente considerados  como un participante más de "algún concurso oficial" no determinado (Pedro Navascués Palacio. Proyectos del siglo XIX para la reforma urbana de la Puerta del Sol en la revista Villa de Madrid, 25, 1968.), el proyecto finalmente aprobado por la Junta Consultiva de Policía Urbana fue presentado por su presidente Pedro Gómez de la Serna sin hacer mención de la autoría el 17 de octubre de 1853 y acabaría siendo aprobado en febrero de 1854. El Archivo de Villa conserva además un impresionante alzado de las fachadas de este proyecto sellado por la Junta (ver imagen) hasta ahora no identificado convenientemente.

Comenta Pedro Gómez de la Serna en el expediente en el documento conservado en el Archivo de Villa (4-265-1):

"Como la línea recta que forma el lado mayor paralelo a la casa del Ministerio o de Correo, corta de un modo desagradable y de mal efecto las manzanas interceptadas entre las calles de Preciados, del Carmen y de la Montera, dejando ángulos muy oblicuos y fachadas muy desiguales, se ha ideado para evitar esta fealdad trazar un arco de círculo que las corte con más igualdad tomando un centro convenientemente situado y un radio suficientemente grande para que su curvatura no sea demasiado violenta, y considerar después un polígono casi perfectamente simétrico inscrito en dicho arco y cuyos lados determinen la alineación que ha de darse a las casas que en aquella parte se edifiquen. (...) La parte del polígono inscrita en dicho, arco consta de cuatro lados efectivos y tres huecos o embocaduras de calles, siendo los dos lados extremos de 23,46 metros (83 pies) y los dos del centro de 17,15 metros (615 pies) y sería perfectamente simétrico si fuesen iguales las embocaduras de las tres calles, o a lo menos la de Preciados y la de la Montera".

Todas esta medidas concuerdan con los documentos citados, tal y como puede contemplarse en esta comparativa en Alta definición de los proyectos: http://www.memoriademadrid.es/doc_anexos/difusion/hd/PuertaSol_1853/PuertaSol_1853.html 

Leemos en el periódico El Clamor Público del 23 de febrero de 1854 "Parece que ya han empezado á deshacerse los altares de la iglesia del Buen Suceso, á fin de emprender inmediatamente las obras de la Puerta del Sol. La iglesia quedará cerrada al público y la misa de dos se dirá en otro templo". No obstante, el derribo no comenzaría hasta unas semanas después. El 10 de marzo de 1854 se procedió a desmontar la linterna de la cúpula.

En este primer proyecto de la Junta consultiva de Policía Urbana firmado por Pedro Gómez de la Serna, no se preveía la desaparición del templo, sino su reconstrucción una vez retrasada su línea de fachada para dejar sitio a la ampliación de la plaza. Leemos en  "El Heraldo" de este mismo día que la nueva iglesia tendría "un atrio con ocho columnas, semejante al que sirve de entrada en el edificio de las Cortes".

El 17 de marzo ya se había deshecho el asfalto situado frente a la iglesia, quedando todo aquel espacio con sólo la capa de tierra que servía de base al pavimento. Esto provocó que el espacio se transformara en un inmenso lodazal, tal y como se había avisado desde las páginas de diferentes periódicos como La España o el Clamor Público. El derribo, realizado con cierta lentitud, no se ultimaría hasta la primera semana de abril de 1854.

El proyecto de la Junta Consultiva de Policía Urbana visto en la anterior entrada, fue informado favorablemente por Luis José Sartorius, (conde de San Luis), a quien se dedica el grabado que ilustra esta entrada. Fue posteriormente presentado a la reina Isabel II, que lo aprobó por Real Decreto de 15 de febrero de 1854 y mandó publicar en la Gaceta de Madrid y, jnto con la descripción del proyecto, en el Diario de Avisos de Madrid. En el grabado se advierte la ubicación del monumento dedicado a Isabel II que debía presidir la plaza y que difiere del que se puede observar en el alzado de las fachadas de este proyecto conservado en el Archivo de Villa. 

El jurista y escritor Nicolás Malo, en 1854, en su escrito “Indicaciones sobre la reforma de la Puerta del Sol y otros puntos de Madrid” trata la necesidad de la reforma y hace un estudio del proyecto aprobado por la Junta Consultiva de Policía Urbana el año anterior. Así afirma: que “la modificación de la Puerta del Sol, centro casi matemático de la corte,…y cuyo sitio por lo común hay que atravesar poco menos que á la carrera para preservarse de los peligros que amenazan al transeúnte. La causa de esto no consiste solo en la centralidad del mencionado sitio, sino tanto y mucho mas en la defectuosísima estructura general de Madrid, que hace que para atravesar de uno á otro hemisferio de la población casi no haya mas recurso que confluir á aquel centro... Por lo tanto su ampliación no tan solo debe considerarse como conveniente, sino necesaria y cualquier proyecto que se presente con esta tendencia, aun cuando no sea ni tan acabado ni tan completo como fuera de desear, merece no obstante que se apoye y se le vigorice con el voto de la pública Opinión.”

En la manzana 371 se situó hasta 1801, un inmueble con una historia especial: el Hospital de la Inclusa, donde se recogían a los niños abandonados en las calles y del que el Archivo de Villa conserva un espectacular plano. SU derribó se anunció en la prensa del momento en abril de 1854, cuando ya servía únicamente de almacén de gomas, aunque todavía conservaba dos sombrererías, una llevada por José y Franco de Palacio y la segunda Mario Casas, que se trasladó al número 22 en 1855.  Hasta el momento de su nueva edificación en 1857 se aprovechó el solar para la ubicación de un puesto de venta de billetes para la Plaza de Toros.

En el Real Decreto del 14 de febrero de 1854 se otorgaba un plazo de diez días para presentar las alegaciones, que fueron muy numerosas. Entre ellas figuraba la del Conde de Oñate, dueño del palacio que se ubicaba en los primeros números pares de la calle Mayor, que veía cómo las demoliciones y la desaparición de la calle de la Duda iba a a quitar luz a su residencia. Como el Gobierno en la Real Orden del 22 de abril no había calificado la obra de “utilidad pública”, los madrileños afectados creyeron tener ganada la partida. Pero el Gobierno tras la declaración solemne de dicha utilidad el 23 de abril de 1854 se procedió a continuar con los derribos y proceder a la reforma sin más dilaciones.

Imagen: Museo de Historia Inv. 2471 "Perspectiva de la Puerta del Sol tal cual será: deducida de los planos expuestos por el Ayuntamiento con las modificaciones proyectadas en ellos".

El 22 de abril de 1854 la revista La Ilustración: Periódico Universal publicó en sus páginas dos proyectos alternativos al oficial aprobado en Real Decreto de entre los diferentes que habían recibido en su redacción, hecho que demuestra a la vez el particular interés que había despertado el asunto y el rechazo al plan de la Junta Consultiva de Policía Urbana. Todos ellos, según juzga la propia publicación, ofrecían "ventajas notables sobre el que parece se trata de llevar a cabo". El primero lo presenta el "señor D. Francisco Sánchez" quien intenta "dar más regularidad a las manzanas y más uniformidad a las embocaduras de las calles que parten de aquel centro, es mucho mas económico, por que evita el derribo de varias casas de costosa adquisición, por el punto que ocupan".

El segundo proyecto, dirigido "a dar a la plaza una forma cuadrilonga, es para nosotros preferible porque a las ventajas del primero reune otras importantes que fácilmente apreciarán nuestros lectores. La idea de construir en el sitio que ocupa el Buen-Suceso una casa de correos, nos parece excelente; la de prolongar lá calle de la Zarza nos parece también buena; pero creemos que esta prolongacion es mas fácil y más natural que por la calle de los Negros, estrecha y tortuosa, caminando a buscar la calle de las Tres Cruces, para lo cual no se necesita más que el rompimiento de una casa en la calle de Preciados y del edificio del Carmen, que pertenece al Estado: de este modo la calle de la Zarza se prolongaría hasta la del Desengaño, casi en línea recta, formando una sola vía de comunicación las de las Tres Cruces y de los Leones, que con el tiempo vendría a alinearse con la de Valverde, constituyendo las cuatro reunidas una larga y directa línea de enlace entre un barrio extremo, pero importante, y el centro de la capital".

A pesar de que estaba previsto el traslado del reloj de la Iglesia del Buen Suceso al edificio del Ministerio de la Gobernación sobre una torre edificada a tal efecto, varios meses después del derribo de la iglesia dicho traslado todavía no se había producido. Leemos en El Clamor Público del 26 de mayo de 1854: "Algunos vecinos de la Puerta del Sol nos ruegan por vigésima vez que hagamos presente la necesidad de que el reloj que se hallaba antes en el Buen Suceso se coloque en el Ministerio de la Gobernación para que pueda saberse en aquel punto de la capital la hora que es". La nota cierra con un amargo y premonitorio "Como es justa esta solicitud, esperamos que por ahora, no se atenderá".

No le faltaba razón al redactor ya que el 29 de abril de 1855, casi un año después de publicada esta nota, este mismo periódico publicó una noticia bajo el titular "El mejor será el primero" donde se especulaba con la posibilidad de que un relojero habitante de la Casa de Cordero en la Calle Mayor, 1 esquina con la Puerta del Sol, de instalar un nuevo reloj en los altos de su casa ya que al parecer ya lo  "tenía encargado a Londres el reloj, de manera que el ayuntamiento podría ahorrarse ese gasto".

El Diario Oficial de Avisos de Madrid del 14 de mayo de 1855 dio nuevas esperanzas a los vecinos al anunciar que "el reloj que va a colocarse en la antigua casa de correos, ahora ministerio de la Gobernación, no es el que estaba antes en la fachada del Buen Suceso, y sí uno que al efecto se está construyendo, pero que tendrá como aquel esfera trasparente para que de noche pueda verse la hora". Finalmente la esfera transparente del reloj de Gobernación "en todo igual a la que había en el Buen Suceso" quedó instalada el 22 de junio de 1855, un año y cuatro meses después de su retirada de la iglesia.

La transparencia de la esfera del reloj duraría escasos cuatro años ya que, según leemos en el periódico La Discusión del 29 de julio de 1859 bajo el explícito titular "Que la limpien" el siguiente texto, no falto de cierto cachondeo madrileño: "Ya que no se quiere limpiar la esfera trasparente del reloj de la Puerta del Sol, aconsejamos se le ponga la numeración enteramente blanca, para que no se confunda, como ahora sucede, con el color negro que tiene ya todo el cristal. De no hacerse siquiera esta pequeña compostura, solo cuando suene la campana podrá saberse la hora, siendo para los sordos un mueble enteramente inútil".

Imagen: El edificio del Ministerio de la Gobernación (Biblioteca Nacional de España, 1855).

La Revolución de 1854, también conocida con el nombre de Vicalvarada, fue un pronunciamiento militar seguido de una insurrección popular, que se produjo entre el 28 de junio y el 28 de julio de 1854 durante el reinado de Isabel II, y que dió paso al bienio progresista (1854-1856). La Puerta del Sol fue uno de los escenarios de las protestas tal y como se aprecia en este cuadro de Eugenio Lucas Velázquez, probablemente testigo de los hechos acaecidos en la noche del 17 al 18 de julio de 1854.

Es de noche, con la luna creciente en el cielo; la multitud agitada, con banderas rojas y antorchas; a la derecha, una gran hoguera ilumina la fachada de la Casa de Correos. Al fondo, las ruinas de la ya demolida iglesia del Buen Suceso. La revolución de 1854 tuvo importantes efectos en el proyecto de reforma de la Puerta del Sol ya que conllevó la caída de Sartorius y la suspensión del proyecto de reforma de la Junta de Policía Urbana, sin que se presentaran nuevas propuestas hasta junio del año siguiente.

El 19 de junio de 1855, Fernando Hamal, Conde de Hamal, y Eduardo Oliver Manby, miembro del Instituto de Ingenieros Civiles de Londres, presentaron una propuesta para llevar a cabo las obras de la Puerta del Sol y sacarla de la parálisis en la que había estado sumida desde la Vicalvarada. Para ello, los promotores del proyecto se comprometían a pagar la expropiación de los inmuebles y a terminar la obra en un plazo de 18 meses, proponiendo para la indemnización la rifa de los inmuebles a construir. De esta forma, ni el Ayuntamiento ni el Gobierno hubieran tenido que realizar desembolso de ningún género. 

Desde el punto de vista urbanístico, Hamal y Harby proponían realizar una plaza rectangular de 172 pies de ancho por 621 de largo, siempre sobre la base de la fachada de Correos, desdeñando la fachada curva norte del anterior proyecto. Tal y como nos cuenta Pedro Navascués "Sobre el solar del Buen Suceso se levantaría un edificio, de monumental fachada para alojar a la Bolsa, Tribunal y Junta de Comercio. En la fachada opuesta, entre Arenal y Mayor, otro edificio de análogos vuelos serviría de contrapunto al de la Bolsa. La plaza llevaría dos fuentes en el centro. Las plantas y alzados de los edificios se ejecutaron por los arquitectos Juan de Madrazo y Aureliano Varona, que los remitieron a la Comisión de ornato el 20 de agosto del mismo año" (Proyectos del siglo XIX para la reforma urbana de la Puerta del Sol en la revista Villa de Madrid, 25, 1968).

Después de prácticamente un año sin que se hablara de la reforma de la Puerta del Sol, el proyecto presentado por Hamal y Manby puso de manifiesto la necesidad de las obras. Apenas un mes después de ser presentado, las Cortes ratifican esta necesidad con la Declaración de utilidad pública del proyecto el 21 de julio de 1855, lo que suponía una vía libre para la realización de nuevas expropiaciones. Tal decisión motivó la protesta de la opinión pública, que se lamentaba de tal acuerdo cuando aún estaban sin edificar los inmuebles expropiados y derribados por el Conde de San Luis, lo que había provocado que el aspecto de la plaza fuera desolador.

Poco después, y patrocinado también por Hamal y Manby, el arquitecto Pedro Tomé presentó más de una veintena de planos, sobre los que publicó una memoria explicativa. Pedro Tomé llegó a ser elegido circunstancialmente arquitecto-director de las obras, auxiliado por Madrazo, Varona, Inza y Federico Incenga y Castellanos. En el documento adjunto se presenta el proyecto de Hamal y Manby acompañado de otros anteriormente estudiados y descartados.

Ver documento completo en http://www.memoriademadrid.es/buscador.php?accion=VerFicha&id=217332 

Fuente: Pedro Navascués Palacio. Proyectos del siglo XIX para la reforma urbana de la Puerta del Sol en la revista Villa de Madrid, 25, 1968.

A pesar de que el proyecto de Hamal y Manby se presenta en todos los diarios con los visos de ser el definitivo para la reforma de la plaza, el Diario Oficial de Avisos de Madrid, núm. 638, miércoles 1 de agosto de 1855 publica la convocatoria de un concurso para la presentación de nuevas propuestas a las que deberán acudir en libre competencia en un plazo máximo de 20 días.

A este concurso acabarían presentando hasta cinco proyectos más firmados por José Antonio Font, Juan Sala y Sivilla, Marqués de Assereto, Eugenio Pascual Hidalgo y Compañía, y Carlos Bosch y Romaña, si bien los de Font y Asserto iban firmados por el arquitecto José del Acebo uno, y el otro por el ingeniero civil Arnaldo de Morichón.

Fuente: Pedro Navascués Palacio. Proyectos del siglo XIX para la reforma urbana de la Puerta del Sol en la revista Villa de Madrid, 25, 1968.

El Gobierno remitió a la Academia de San Fernando los proyectos presentados al concurso, para que eligieran los más oportunos. Los planos debían ir firmados por un arquitectos, lo que eliminaba los proyectos de Juan Sala y Sivilla, Eugenio Pascual Hidalgo y del Marqués de Assereto. El proyecto de Carlos Bosch, que era arquitecto y profesor de arquitectura, fue igualmente eliminado por considerarlo la Academia muy superficial y poco elaborado.

La Academia finalmente eligió el proyecto patrocinado por Hamal y Oliver, quedando el de Font como finalista. No obstante, las comisiones de Policía Urbana escriben al Ayuntamiento para pedir que informase favorablemente el proyecto de Font por ser el que más posibilidades tenía de ser ejecutado con rapidez. Finalmente la Reina aprueba este último proyecto. 

Fuente: Pedro Navascués Palacio. Proyectos del siglo XIX para la reforma urbana de la Puerta del Sol en la revista Villa de Madrid, 25, 1968.

A pesar de la gran expectación y la enorme asistencia de público en la sala Capitular del Ayuntamiento de Madrid, la sesión de apertura de pliegos de condiciones para la realización de las obras de reforma de la Puerta del Sol del proyecto de José Antonio Font, terminó en un sonoro fracaso. Solamente se presentó una "oferta" que resultó ser de los rechazados Hamal y Manby. Leemos en el diario "La Época" del 30 de octubre de 1855: 

"A las doce en punto y expirado el plazo para la admisión de proposiciones, el señor presidente manifestó que sólo se había hecho presentación de un pliego de condiciones. Abierto este, resultó ser de los Sres. Hamal y Manby, los cuales declaran en él que siendo los iniciadores del pensamiento de la reforma de la Puerta del Sol, habiéndose debido a sus gestiones que las obras fuesen declaradas de utilidad pública por una ley hecha en cortes, y estando calcado el proyecto de reforma sobre trabajos que a los Sres. Hamal y Manby les habían costado grandes y concienzudos estudios y crecidos desembolsos, y que "habían merecido la aprobación de la academia de San Fernando lo cual constituía para ellos una propiedad en el caso de adjudicarse las obras á otro cualquier contratista, no se hiciera sin que se acordara al propio tiempo el modo y forma de indemnizar á los proponentes por los estudios y gastos que tienen hechos para el planteamiento de su proyecto. Los mismos Sres. Hamal y Manby, para el caso dé que no se presentara ninguna 'nueva proposición, reproducen la suya anterior, la cual siguen considerando como la mas beneficiosa, porque con ella no tienen que hacer el menor desembolso ni el ayuntamiento ni el estado (...).

No tuvieron éxito, en todo caso, en su reclamación. El señor presidente, considerando que el pliego no encerraba ninguna oferta para la culminación del proyecto de Font, dio por terminado el acto con el que se dio termino también a la posibilidad de ejecutar el proyecto de reforma de José Antonio Font.

Pasados tres meses, el 16 de enero de 1856, se formó una nueva Comisión en el ministerio de Gobernación, a la que fue remitida toda la documentación existente hasta la fecha sobre la reforma, donde además de los proyectos comentados, aparecen otros muchos de gran interés—no localizados todavía—según un inventario conservado en el Archivo de Villa. La Comisión estaba formada por Fermín Caballero, diputado y ex ministro de la Gobernación; José Caveda, director general de agricultura, industria y comercio; Miguel Orliz Amor, director de estadística y notariado; don Pedro Tomé, Arquitecto; don Lucio del Valle, ingeniero civil y director de las obras del canal de Isabel II y futuro responsable del proyecto definitivo de reforma de la plaza (imagen); don Estanislao Urquijo, propietario en la Puerta del Sol, y don José Antonio Moratilla, oficial del ministerio de la Gobernación. 

Intentando hallar una solución definitiva y tras nueve "largas y sucesivas sesiones" la Comisión según leemos en la prensa del momento, "Ha completado mejorándolos, los proyectos conocidos hasta ahora en la parte artística y monumental, tomando por base el plano de Hamal y Manby; ha acordado que la expropiacion sea tan extensa como reclame el pensamiento general de la construcción; que la indemnización sea cumplida y hasta generosa; y que se abra un plazo de veinte días para admitir proposiciones, bajo aquellas bases, y la de la autorización para celebrar una rifa de los mismos edificios que se construyan, renunciando el gobierno al 25 por 100 que debía corresponderle en ella hasta en cantidad de 14.000.000 de reales. La comisión ha creído que era necesaria esta ventaja para dar al proyecto condiciones de aceptación".

La inclusión de la rifa de los edificios que se fueran construyendo suscitó cierta polémica en tanto se trataba de un aspecto copiado del proyecto Hamal y Manby. Tal es así que el periódico El Clamor Público del 2 de febrero de 1856 incluía esta nota "Subastar el pensamiento de los señores Hamal y Mamby es mas que un escándalo, es un despojo. Un pensamiento es una propiedad. La rifa no es una invención; pero la rifa aplicada a la Puerta del Sol, lo es y merecen ser atendidos con preferencia los que la han imaginado". Otro aspecto polémico y sorprendente de los dictámentes de la Comisión fue dar prioridad a los proyectos que pudieran ser presentados por los propietarios de la Puerta del Sol, constituidos en sociedad, que quisieran realizar por sí la reforma sobre el resto de propuestas que se fueran a presentar.

No obstante pronto fue evidente que esa posibilidad no iba llegar a desarrollarse por falta de fondos suficientes, o como comenta enigmáticamente La Esperanza del 8 de febrero de 1856, "por otras dificultades que para ello se presentan".

Leemos en el diario La Época del 15 de febrero de 1856:

"Hasta las siete de la noche duraron ayer en el consejo contencioso-administrativo en pleno los debates sobre las cuestiones relativas a las obras de la Puerta del Sol. Sobre los tres puntos principales que son, si la expropiación debe limitarse solo al necesario ensanche de la plaza o a su ornato, y si tienen o no algún derecho de preferencia los Sres. Hamal-Manby o el contratista Font, el consejo se presenta dividido. Con estos debates ha coincidido la publicación de una extensa memoria de los propietarios de la Puerta del Sol contra el informe de la junta presidida por el Sr. Caballero, que juzgan atentatorio a los derechos de la propiedad".

Concluye la nota del periódico con una frase que finalmente iba a resultar premonitoria: "Difícilmente veremos en mucho tiempo resuelta esta cuestión".

Leemos en el semanario La Ilustración: periódico universal "Sigue in statu quo el proyecto de reforma de la Puerta del Sol; todo se vuelve expedienteo, trámites y más trámites, y las obras ni empiezan ni tienen trazas de empezar; para que nuestros lectores se distraigan del triste aspecto que continúa ofreciendo este centro de la capital, ofrecemos una vista en perspectiva del único proyecto que hasta ahora se ha formado por completo, al cabo de dos años de tentativas para esta infortunada reforma", refiriéndose al proyecto de Hamal y Manby, que siempre contó con la simpatía de muchos medios de comunicación.

Los acontecimientos ulteriores iban a quitar la razón a esta nota de la revista.

El Diario Oficial de Avisos del 25 de abril de 1856 publica el siguiente bombazo:

"Declaradas de utilidad pública las obras necesarias para el ensanche y embellecimiento de la Puerla del Sol de esta capital por la ley de 21 de julio de 1855, votada en Cortes constituyentes y sancionada por S. M. (Q. D. G.), procedióse en seguida a formar los oportunos planos y a determinar los pies de terreno a que debe extenderse la expropiacion. El gobierno de S. M. ha aprobado dichos planos por real orden de 23 de esle mes, y ordenado se cumpla con los requisitos prevenidos en el art. 4° de la ley de 17 de julio da 1836, y 4° del reglamento de 27 de julio de 1853, puesto que la parte esencial de lo prescrito en el 3° de dicha ley se halla ya declarada por las Cortes constituyentes.

No se trataba del proyecto de Hamal y Manby, ni del ya olvidado de Font, sino de un nuevo proyecto encargado sin concurso alguno al arquitecto y académico Juan Bautista Peyronet y que ya estaba preparado el 10 de marzo de 1856. Sus características las vemos en el grabado adjunto. Para realizarlo era necesario expropiar una extensión edificada de 20.175 metros cuadrados, lo que supondría sólo en este concepto un valor aproximado de 47.576.467 reales. 

No supondría este anuncio la retirada de los constructores desdeñados del proyecto, al que acudirán para ser elegidos adjudicatarios de las obras, tal y como veremos en las siguientes entradas.

La Gaceta de Madrid del día 3 de junio de 1856 publica el Real Decreto "rubricado de la Real Mano" de 28 de mayo en el que se dispone lo conveniente para la ejecución de las obras de la Puerta del Sol, según el proyecto firmado por el Arquitecto de la Academia de bellas Artes D. J.B. Peyronet. Ese mismo día también se publican las condiciones económicas y facultativas para la subasta de las obras, emplazándolas para el día 23 de junio y para las que se da prioridad a las ofertas presentadas por el Conde de Hamal y D. Eduardo Mamby, ya que "no sólo tienen el título de haber, con perseverancia incansable, promovido este negocio, sino además el de haber iniciado el pensamiento que el Gobierno de V. M. hoy adopta en lo esencial de sus bases; y parece por lo mismo justo concederles una preferencia, que en ningún caso redundará en perjuicio del país".

En la Villa y corte de Madrid, a 23 de junio de 1856, presidiendo la mesa de la subasta de las obras de la Puerta del Sol el Excmo. Señor don Patricio de la Escosura, ministro de la Gobernación del reino, se realizó el acto de la subasta de las obras de ensanche, regularización y embellecimiento de la Puerta del Sol. A pesar de que el Real Decreto de 28 de mayo de ese mismo año daba la prioridad a Hamal y Manby, José Antonio Font se inmiscuyó de nuevo en los propósitos de los primeros, realizando una mejor oferta para la realización de las obras, por lo que fue elegido adjudicatario de las mismas.

La creciente conflictividad obrera en Cataluña, los motines de quintas en Valencia, la crisis de subsistencias que había sido uno de los motivos de la movilización popular durante la Revolución de 1854 y que el gobierno agravó cuando permitió que continuasen las exportaciones de trigo a Europa durante la Guerra de Crimea, epidemia de cólera que se extendió por todo el país desde 1854 sin que se pudiera atajar fueron los factores que aceleraron el final del Bienio Progresista. Las revueltas populares, que ya habían comenzado en 1854 en Burgos, fueron cada vez frecuentes sobre todo en Castilla, donde se dieron casos de quema de fábricas de harina y almacenes de grano. El Ministro de la Gobernación Patricio de la Escosura, el mismo que había encargado el proyecto de reforma de la Puerta del Sol a J.B. Peyronet, presentó ante las Cortes el 24 de junio, sólo un día después de producirse la adjudicación de las obras un informe en el que negaba que los motines fueran provocados por la miseria sino que había que atribuirlos a instigadores desconocidos, advirtiendo a Espartero de que O'Donnell (en la imagen) y Serrano conspiraban contra él y de que estaba convencido que detrás de los motines de subsistencias de Castilla estaban los moderados. 

O'Donnell forzó la dimisión del Ministro de la Gobernación respaldado por la reina Isabel II. También dimitió, al sentirse desautorizado el General Espartero alegando problemas de salud. Posteriormente la reina nombró nuevo presidente del gobierno al general O'Donnell, dejando pendiente se sanción la nonata Constitución de 1856.

El nombramiento de O'Donnell el 14 de julio fue paralelo a la declaración del estado de guerra en toda España, en previsión de posibles revueltas de progresistas y demócratas. Ese mismo día un grupo de casi un centenar de diputados se encerraron en el Congreso para votar la censura al nuevo Gobierno y, al no conseguir ser recibidos por la Reina se encerraron en el Congreso donde pasaron la noche del 14 al 15 julio. Entonces O'Donnell ordenó bombardear el edificio logrando de esta manera terminar con el encierro. La retirada de escena de Espartero provocó el triunfo definitivo de O´Donnell, rindiéndose el 31 de julio en Zaragoza el último foco de resistencia al "golpe contrarrevolucionario", tras protagonizar Barcelona graves incidentes ampliamente reprimidos.

Al no presentar en el plazo estipulado los 1.600.00 reales del depósito previsto en las condiciones de subasta para acometer el inicio de las operaciones para la reforma de la Puerta del Sol, se retiró a José Antonio Font su condición de adjudicatario de las obras de reforma de la plaza, perdiendo el dinero ya entregado para el proyecto. En la carta publicada en el periódico La Nación del 8 de julio de 1856 (Hemeroteca Digital de la Biblioteca Nacional) Font alude a los "acontecimientos y trastornos políticos que bien pudiera sin compromiso alguno de calificarlos de sociales, acaecidos, o por lo menos conocidos en Madrid después de la subasta" como causa de el retraimiento de los inversores que tenía apalabrados.

Se refiere Font a la quema de Fábricas de harina, almacenes de grano, campos y propiedades agrícolas que se sucedían por toda Castilla en aquellos días y que acabaron provocando la dimisión del Ministro de la Gobernación, del General Espartero y el fin del Bienio Progresista.

Hamal y Manby, indignados por no ser reconocidos como preferidos por el tanteo en una nueva adjudicación de las obras, resolvieron no acudir a la nueva subasta del día 12 de julio, que quedó desierta de licitadores provocando una nueva parálisis en el proyecto.

A pesar de la parálisis en las obras de reforma de la plaza, seguía habiendo actividad constructiva en la misma. Una de las razones era la de dar trabajo al gran número de jornaleros de la construcción que no podían encontrar un puesto de trabajo en la ciudad. Leemos en el periódico La España: "Continúan sin interrupción los trabajos para edificar una capilla por cuenta del real patrimonio en el solar del Buen Suceso, y parece que se trata de aumentar el número de jornaleros para dar mayor impulso a la obra. Por lo demás, la reforma de la Puerta del Sol es regular que en lo que resta de año no pase de proyecto".

No obstante, el 18 de septiembre se anunció la suspensión de las obras "a fin de rectificar la alineación del edificio que allí debe construirse con arreglo al plano que se adopte para la reforma de la Puerta del Sol", tal y como leemos en La Época de ese día. No fueron pocas las críticas a esta falta de previsión que, a este "tejer y destejer" que no era otra cosa que tirar el dinero.

Comenta La Época del 22 de noviembre de 1856 que "son cinco o seis los proyectos nuevamente presentados en el ministerio de la gobernación para llevar a cabo las ya célebres, por lo detenidas, obras de la Puerta del Sol de Madrid. En todos ellos no se cuenta para nada con el plan que se proponía el Sr. Escosura, y que derribando centenares de casas, haría poco menos que imposible, por lo costosa, la expropiación. Quizás por esto mismo se asegura que el señor ministro de la gobernación está dispuesto ante todo a consultar a la Academia de San Fernando".

Leemos en El Clamor Público del 30 de diciembre de 1856:

"CENTRO DE Madrid.—En la Puerta del Sol, frente al Principal, se ha colocado una losa que parece servirá de punto céntrico para medir las leguas que distan de Madrid todas las poblaciones de España".

Esta cuestión, lejos de resultar anecdótica, resultó de capital importancia para encontrar un cauce adecuado para la ejecución de las obras. Esto es debido a que, al considerar la Puerta del Sol el centro de las comunicaciones del país, la reforma de la plaza se podía considerar como un asunto competente de Obras Públicas, pasando el expediente a ser tramitado por el Ministerio de Fomento en detrimento del de Gobernación. sería esta la institución que acabaría dando el impulso definitivo a la reforma, ya que el proyecto empezó a regirse por las leyes y disposiciones prescritas para las vías de comunicación que se venían aplicando en las travesías de las poblaciones, que se ensanchaban o rectificaban, según las exigencias del tráfico.

Leemos en la prensa del momento la noticia de que que "una comisión nombrada por el Señor ministro de fomento, se ocupa en preparar un proyecto de ensanche y embellecimiento de la Puerta del Sol, tomando por base el plan del señor conde de San Luis, aunque con algunas modificaciones. Según nuestras noticias, se trata de llevar a cabo dicho proyecto, en parte, en el concepto de obra de carretera, pudiendo considerarse la Puerta del Sol, como el punto céntrico de los principales caminos de España, que empiezan en las calles de Madrid".

A pesar de las noticias aparecidas en la prensa a lo largo del mes de enero, que daban por seguro la inminencia del inicio de las obras de reforma de la plaza gracias al impulso de Claudio Moyano, el mes se despidió con la noticia de que el Gobierno finalmente retrocedía en su idea de emprender en breve las obras de la Puerta del Sol ante la necesidad de recargar los presupuestos del Estado con 23 millones de reales a los que ascendería las expropiaciones. Como consecuencia, las casas desalquiladas de la plaza volvieron a ocuparse con inquilinos ya que sus propietarios no veían fin al proceso.

Imagen extraída del periódico La Época del 5 de enero de 1857.

A pesar del aspecto de lodazal "inmundo" que poco a poco iba adquiriendo la plaza debido a los cerca de tres años sin ninguna intervención que mejorara su aspecto, la Puerta del Sol continuaba siendo centro de la vida de los madrileños. Leemos en el periódico La España del 31 de marzo de 1857:

"En la próxima Pascua de Resurrección principiarán las corridas de toros de la temporada. Al frente de la cuadrilla se hallará el acreditado Francisco Arjona Guillen (Cuchares); pero no pudiendo presentarse hasta la tercera corrida, trabajarán en tas dos primeras Cayetano Sánz y José Carmona (el Panadero) (...). Las corridas serán de seis toros, sin perjuicio de aumentar el número cuando se crea conveniente. Las ganaderías de las mas acreditadas. Los precios de las localidades los mismos del año anterior. Los abonos se verificarán en la Puerta del Sol, solar de la beneficencia, esquina á la calle de Preciados, desde las diez de la mañana hasta las cuatro de la tarde, el miércoles 1.° de abril los abonos a barreras, el jueves 2 los de tabloncillos de tendido, meseta de toril y grada; el viernes 3 los de andanadas de palcos, y el sábado 4 los que quieran abonarse de nuevo".

Podemos ver este puesto de venta, en este detalle de una fotografía de Clifford que retrata el aspecto de la plaza en 1857, realizada pocos meses después de esta nota de prensa. Aquí se puede observar al la cola formada ante la taquilla por los aficionados adornada con los carteles anunciadores de las corridas

El mismo día de la publicación del Proyecto de ley de instrucción pública que daría fama a Claudio Moyano, se publicó en la Gaceta de Madrid el Proyecto de ley "autorizando al Gobierno para proceder a la ejecución de las obras de ensanche y embellecimiento de la Puerta del Sol". En él se especifica que el Gobierno iba a prescindir de todo lo que se había realizado hasta ese momento a excepción de ley de 21 de Julio de 1855, que declaraba las obras de utilidad pública, y el dictámen que sobre su interpretación y aplicación emitió el Tribunal Supremo contencioso-administrativo que dictaminó que el Gobierno estaba facultado para determinar cuáles eran las casas o propiedades cuya enajenación forzosa consideraba necesaria para llevar a efecto la obra. Dado que se consideraba que las obras no podían tener un carácter exclusivamente municipal se impuso un gravamen al Estado, disponiéndose la creación de las "Acciones de la Puerta del Sol", con el abono del 8% de interés anual, el 10% de amortización, y el 1% de premio.

El plano adjuntado por el Ministerio para la realización del Proyecto se encargó a Lucio del Valle, Juan Rivera y José Morer Morer, que por entonces trabajaban en la construcción del Canal de Isabel II, y que se inspiraron en el primer proyecto del Conde de San Luis para dotar a la plaza de la que iba a ser caracteristica curva en las fachadas del norte.

En este proyecto, según comenta Navascués "se deja a un lado el edificio de Correos, y con un criterio mucho más práctico, lleva el centro de la plaza al punto en que se encuentran las líneas más densas de circulación. A su vez el arco formado por el lado norte distanciaba la desembocadura de las calles, además de haber suprimido la salida de Carmen. Si algún defecto tiene el proyecto de Lucio del Valle, es la escasa superficie dada a la nueva plaza (9846 metros cuadrados frente a los 5069 con los que contaba la antigua).

Aprobado el proyecto por la Junta Consultiva de Caminos, Canales y Puertos, fue rechazado días después por el Consejo de Ministros, cuyos miembros no veían con buenos ojos la extraña forma circular del norte de la plaza. Por esta razón, el proyecto tuvo que ser modificado para adoptar nuevamente una forma rectangular. Finalmente, el Consejo de Ministros aprobó el nuevo proyecto, que apenas modifico la superficie de la nueva plaza (10.361 metros cuadrados), llevándolo a las Cortes para presentar un proyecto de ley, que se promulgó el 28 de junio de 1857.

Los años de tramitación y construcción de la nueva Puerta del Sol se caracterizan por su constante inestabilidad política causada en buena parte por la grave crisis de subsistencias, provocada por la escasez y la carestía del trigo que azotaba al país. Esto provocó un enorme aumento de la conflictividad social en diversas partes del país, especialmente en Andalucía, que solían saldarse recurriendo a la represión para mantener el orden, muchas veces recurriendo a detenciones arbitrarias en las grandes ciudades. Toda esta represión corría a cargo de las autoridades militares que actuaban sin contemplaciones.

No obstante, no fue la conflictividad social lo que terminó con el gobierno de Narváez, apenas un año después de su formación, sino una intriga de palacio en la que, según se cuenta, participó el entonces amante de la reina Enrique Puigmoltó que veía frustrada su promoción por culpa del Presidente del Gobierno. Fuera como fuera, la reina destituyó a Narváez y buscó para sustituirlo al general Francisco Armero (en la imagen), un personaje sin relevancia ni apoyos políticos apoyado por la Unión Liberal, quienes dieron luz verde a la reforma planteada para la Puerta del Sol.

Leemos en El Clamor Público del 11 de octubre de 1857:

"Ayer, con cierta solemnidad y asistencia de la comisión nombrada para llevar a cabo las obras de la Puerta del Sol, empezó el derribo de la casa número 20, que es la primera que cae después de la ley de las Cortes y una de las cuatro adquiridas por el Gobierno".

Leemos en el periódico La Época del 19 de noviembre de 1857:

"Un acontecimiento que hoy preocupa a una porción de personas en la corte, es la desaparición del célebre y antiguo café de Levante. A consecuencia del estado en que se hallan las obras de la Puerta del Sol, el viernes se notificó un ultimatum al dueño de dicho establecimiento, mandándole desocupar el local antes del día 2 del próximo mes. Esta terrible, aunque indispensable medida, esparció la consternación y el espanto entre el gran número de contertulias concurrentes a un café de los más antiguos de Madrid. Entre los afiliados en este café, hay hombres que hace más de 50 años están yendo a él sin faltar un solo día, y que desde detrás de sus vidrieras han visto una porción de solemnidades y entradas públicas desde la venida del célebre Pepe Botella".

Unos días más tarde también pasó por la piqueta la famosa Botica del señor Lletget, en el número 22 de la plaza, cuyos anuncios llenaban la prensa de aquellos años. El señor Lletget continuaría despachando sus célebres productos alopáticos y homeopáticos "que tanto crédito han proporcionado a la botica" en la farmacia de su hijo, sita en la Corredera Baja de san Pablo, número 19.

Imagen: Leonardo Alenza "Boceto del Café de Levante"

Leemos en el periódico "El Clamor Público" del 31 de diciembre de 1857:

"LASCIATE OGNI SPERANZA.- Los inquilinos de la Puerta del Sol han sido ya requeridos por última vez de un modo tan claro y terminante que no deja lugar a reclamación alguna y los obliga a ir con los trastos a otra parte. He aquí la orden espedida al efecto:

«Los inquilinos de algunas de las casas adquiridas por el consejo de administración de las obras de la Puerta del Sol en virtud de la ley de 25 de Junio de 1857, no las han dejado desocupadas hasta la fecha, a pesar de que han trascurrido con exceso los 40 días que para ello la ley les concede, desde que les fue intimado el desahucio.

—Considerando:

• 1º. Que no es justo que por esta causa no puedan comenzarse los derribos de las mismas casas.
• 2°. Que al consejo de administración de las obras se ve privado de disponer libremente de lo que pertenece.
• 3°. Que de este modo se viola abiertamente el derecho de propiedad, adquirida en este punto con estricta sujeción a lo que disponen las leyes.
• 4°. Que se hallan contratados los derribos en solemne forma y fijado el plazo, dentro del cual deben terminarse.
• Y 5º. Que es preciso evitar a todo trance las reclamaciones que el contratista pudiera entablar por no dejarle expeditos los edificios.

Ha acordado encargar a V.S. que concluido el término legal de los desahucios que oportunamente se le comunicara, proceda a derribar los edificios, avisando 48 horas antes a los que los ocupen".

Imagen: "El pan nuestro de cada día" Dibujo publicado en la revista madrileña "El Motín" el 14 de mayo de 1882.

El proyecto, firmado por un misterioso M. de M. y C. del que no se ha podido establecer una identidad, proponía situar en las fachadas del proyecto de Lucio del Valle una galería acristalada con cortinas corredizas que no hubiera restado transparencia a las portadas ni a las tiendas con sus escaparates. El escrito que acompaña al plano del proyecto justifica el proyecto en la necesidad de "hacer el paso menos molesto y favorecer el resguardo de la lluvia y el sol", contribuyendo  a la "belleza de la plaza y a su mejor circulación".

A pesar de su originalidad e interés, finalmente la propuesta no se tomó en consideración.

El Canal de Isabel II fue inaugurado el 24 de junio de 1858, 8 años después de firmarse el Real Decreto en el que se disponía la realización de sus obras, que iban a traer a Madrid el agua del rio Lozoya. Estas se realizaron bajo la dirección del ingeniero Lucio del Valle, también responsable de las obras de ampliación y reforma de la Puerta del Sol.

Siguiendo a Manuel Bonet Correa en su artículo Madrid y el Canal de Isabel II (Arbor (CSIC) 171 (673): 39-74) en la ceremonia de inauguración "La reina, su marido y el Príncipe de Asturias, el futuro Alfonso XII, en brazos de su nodriza, se trasladaron hasta el solar de Monteleón en la Calle Ancha de San Bernardo, a la altura de la iglesia de Montserrat. Allí se había dispuesto una tribuna para asistir a la apertura de una fuente que  con su cascada y surtidor se había instalado provisionalmente con el fin de que el pueblo de Madrid viese la llegada del agua que tantos beneficios reportaría a la capital de España. A las ocho y media de la tarde de tan radiante día, la reina movió la clavija que hizo que surgiese un chorro de agua tan potente que alcanzó 90 pies de altura, es decir 30 metros, superando el alzado de las casas del entorno. Gritos de júbilo y sombreros al aire estallaron en la multitud que asistía al acto. Tras el clamor popular de admiración leyeron poemas y loas, cantándose un himno compuesto para la ocasión, en el que se decía:

«Honor, gloria a la Ciencia,
palanca irresistible
al genio creador.
Por él Lozoya altivo
se arranca de su asiento
y eleva al firmamento
su inmenso surtidor».

Al día siguiente la Reina dio en el Palacio Real un banquete a los ingenieros e impuso a Lucio del Valle la Gran Cruz de la Orden de Carlos III".

Las críticas al segundo proyecto de Lucio del Valle, el que presentaba una plaza rectangular, fueron contínuas y llovían desde las distintas instituciones que habían participado en un momento u otro en el proyecto, principalmente desde la Academia de San Fernando y desde la Junta Consultiva de Policía Urbana. Recordamos que esta última había presentado un primer proyecto de reforma oficial de la plaza en 1854. De esta forma, el arquitecto de la Junta Anibal Álvarez, quien ya había diseñado otra propuesta de reforma en 1853 puso sobre la mesa una nueva opción.

Este trazado se diferencia notablemente del primero de Álvarez en ambición y ampulosidad, proponiendo una plaza de forma ultrasemicircular con el Ministerio de la Gobernación sirviendo de eje sobre el que se articularía el espacio al que se accedería por pórticos situados en las embocaduras de las calles. Justo enfrente del Ministerio se situaría una iglesia porticada y en el centro de la plaza se situaría una monumental zona ajardinada. Las excesivas expropiaciones y el extraordinario coste que hubiera supuesto a las arcas públicas hicieron que este proyecto quedara, como tantos otros, en el limbo.

Se insertan en la prensa del momento divversos anuncios sobre  la inminencia de la subasta de terrenos que habían quedado sin adjudicar en la zona más inmediata a la calle de Alcalá y que finalmente se realizaría el 22 de noviembre de 1858. Reproducimos el texto publicado en el diario La Discusión del 17 de octubre de ese  mismo año:

"Para que el público tenga exacto conocimiento de las obras que van a ejecutarse en la Puerta del Sol, y con el fin de que las personas interesadas en la adquisición de los terrenos que van a subastarse puedan formar idea de la distribución que se ha hecho del área total que comprende la reforma; se hallarán de venta en el almacén de Schropp calle de la Montera núm. 12, y en el de la Corona de Oro, carrera de San Gerónimo núm. 8, el plano general de la misma plaza y calles afluentes, aprobado por la ley dé 28 de Junio de 1857, así como las plantas de los nuevos solares, expendiéndose cada una de estas, a real y aquel a dos reales".

No obstante, el día 23 de noviembre se anunció en La España que no se presentó ningún licitador a esta ni a ninguna otra subasta organizada por el ministerio, por lo que empezó a circular el rumor de que las obras deberían ser ejecutadas por el propio Consejo de administración.

Imagen: Obras de la Puerta del Sol: Nuevos solares A, B, C y D (Archivo de Villa).

El diario La España del 13 de octubre de 1858 nos informa del inicio de los trabajos de demolición de la casa de la Compañía de libreros de la calle Preciados bajo el titular "Fin del principio y principio del fin". Los derribos de dicha casa no terminarían hasta el mes de diciembre de ese mismo año

Imagen: Biblioteca Nacional de España.

A pesar de la rebaja realizada del 20% sobre el precio de tasación de los solares de la Puerta del Sol, no se presentó ningún interesado en su adquisición para proceder después a la edificación de los nuevos edificios, que debían seguir el diseño marcado por el proyecto de Lucio del Valle. Varias son las causas de este retraimiento, que se intentan explicar en el propio preámbulo del proyecto de ley:

"...el excesivo valor dado en la tasación a los solares, el alto precio que hoy tienen los materiales de construcción y la mano de obra, y las condiciones impuestas por el gobierno para la edificación con el fin de atender a la salubridad de las habitaciones y a la decoración de la plaza, condiciones que no permiten obtener de las fincas que con sujeción a ellas se construyan una renta tan crecida como la que podrían producir si tales trabas no existiesen".

También se menciona como posible causa, aunque sin mencionarlo en estos términos, el rechazo existente al segundo proyecto de Lucio del Valle que en palabras de Sagasta no era más que un mero ensanchamiento de una calle, y a l temor entre los inversores de que nuevos cambios de proyecto arruinaran sus expectativas de negocio. Y es que eran constantes los rumores a este respecto, alimentado también por los varios proyectos alternativos que se iban dando a conocer a la opinión pública.

Imagen: Solares sin edificar en la Puerta del Sol (Biblioteca Nacional de España).

La comisión del congreso encargada del proyecto de ley sobre la edificación de la Puerta del Sol realizó una reunión el 4 de abril de 1859 para examinar los diferentes planos y proyectos que se habían presentado al ministerio, a pesar de la oficialidad del segundo proyecto de plaza rectangular de Lucio del Valle. Finalmente se acordó elegir otro, también salido de la pluma del propio Lucio del Valle, argumentando que “además de hallarse aprobado por la Real academia, reunía las circunstancias de dejar una dirección más recta a las calles afluentes; adoptar la forma de semicírculo para las nuevas construcciones, y desaprovechar mucho menos terreno que los otros proyectos”.

Finalizó la reunión decidiendo celebrar otra en presencia del ministro de Fomento, a fin de oír su opinión y acordar y redactar el dictamen definitivo para presentarlo a la cámara y procederse a la ejecución de las obras. No obstante lo dicho, todavía no había llegado el momento de dejar atrás el segundo proyecto, aprobado el 28 de junio de 1857.

Imagen: El proyecto de plaza rectangular de Lucio del Valle y su división en solares (Archivo de Villa).

El 5 de mayo de 1859 se discutió en el Congreso el Dictamen relativo al ensanche y embellecimiento de la Puerta del Sol presentado por la Comisión parlamentaria en el que se insistía en el proyecto de plaza rectangular de Lucio del Valle. También se trató en ella el tema de las modificaciones realizadas en el procedimiento de subastas para la adquisición de los solares de la Puerta del Sol. En el debate posterior a la lectura de este dictamen pidió la palabra, para mostrarse en contra del proyecto, un joven Práxedes Mateo Sagasta, ingeniero de caminos de formación que, a pesar de contar sólo con 34 años de edad, se encontraba ya en su segunda legislatura como diputado. En su intervención, tal y como se refleja en las actas del pleno de ese día, dijo:

"Examínense los planos que hay respecto de la Puerta del Sol, y verán los Sres. Diputados como, según el dictamen de la Comisión, viene a, quedar una calle mas ancha que las demás, y para eso no vale la pena esa intervención del Estado en una obra de la Municipalidad, ni el sacrificio que al país se ha impuesto y que se le va a seguir imponiendo, ni el haber perjudicado, corno se ha perjudicado, a muchos particulares, industriales y comerciantes (...) Pero ¿vamos a conseguir algo de esto? ¿Va a quedar aquel sitio como corresponde? No, señores, ni plaza queda: únicamente habrá una calle un poco más regular, un poco más ancha; es decir, que habrá, mucho menos de lo que la industria y el interés particular hubieran hecho antes del tiempo en que se verá concluido por el medio que ahora se adopta".

Acto seguido, se interesó por las razones por las que la Comisión no reformaba el plano de las obras de la Puerta del Sol, especialmente su planta, indicando que "la forma adoptada para levantar casas en la Puerta del Sol es la peor posible" y que la adoción de un curva en el diseño de la plaza haría que se evitaran los inconvenientes que el proyecto quería evitar.

Imagen: Práxedes Mateo Sagasta (1863). Museo de Historia.

El 30 de mayo de 1859, y bajo la presidencia del marqués de Duero, se celebró una sesión en el Senado donde cobró protagonismos el asunto el dictamen sobre las obras de la Puerta del Sol debido a la impugnación a la totalidad presentada por el marqués de Miraflores y el duque de Rivas. Se basaba esta impugnación a las dudas sobre el sistema de subasta de los inmuebles y al plano adoptado para la reforma.

En el transcurso del debate se resolvió adoptar una nueva redacción para el artículo 2 del dictamen que pasó a decir: “Se autoriza al gobierna para que, previo informe de la academia de San Fernando, y teniendo presente la mejor y mayor facilidad de la circulación en la Puerta del Sol, determine la planta de esta y la forma de distribución de los solares, que se venderán separadamente”.

Imagen: El Senado (ca. 1863), Jean Laurent. Museo de Historia.

Citando a Pedro Navascués Palacio en su artículo Proyectos del siglo XIX para la reforma urbana de la Puerta del Sol, publicado en la revista Villa de Madrid, 25, 1968. "Las dificultades para enajenar los solares a edificar retrasaron un tanto la consecución de la reforma. Pasó el asunto del Congreso al Senado, donde el Duque de Rivas censuró duramente el proyecto de Lucio del Valle, haciendo intervenir a la Academia de San Fernando por segunda vez. Esta presentó un proyecto nada acertado, que venía a complicar aún más la ya difícil encrucijada, al abrir una nueva calle que venía a la Puerta del Sol desde la plaza de la Misericordia. Todo ello sin necesidad alguna, motivado nada más que por un deseo absurdo de simetría".

Hay que añadir que, además de lo dicho, el nuevo proyecto que la Academia presentó por indicación del Senado, aunque cambiaba la planta de la plaza a un falso semicírculo que en realidad era un espacio poligonal, reducía considerablemente el espacio de la Puerta del Sol con respecto al proyecto de plaza rectangular de Lucio del Valle, no sólo considerando la superficie total, sino también el extenso jardín proyectado en su centro.

Imagen: Proyecto de la Academia de Nobles Artes de San Fernando. Archivo de Villa.

El 19 de agosto de 1859 se empieza a anunciar en la prensa la inminencia de la medición de los nuevos solares surgidos del nuevo plano del proyecto de reforma. El diario La España aclara sus lectores de que el mencionado proyecto no es el aprobado en ley en 1857 ni tampoco el presentado por la Academia de San Fernando, sino uno nuevo presentado por el Consejo de Administración de las obras realizado por su director Lucio del Valle. La España describe el proyecto de la siguiente manera:

"Adóptase en él una forma que se acerca mucho al semicírculo completo, pues forma una curva bastante entrante para dar casi doble extensión a la nueva plaza. No se ha tomado por centro el edificio que ocupa el ministerio de la Gobernación, porque concluida la nueva construcción quedará sin la importancia que antes recibía de la angostura del sitio y de la mezquindad de las casas que tenía al frente. El punto central del semi-círculo o casi semi-círculo estará próximamente a la entrada de la calle de Carretas a esquina del ministerio de la Gobernación.

Con la nueva forma la plaza tendrá más espaciosidad y los edificios ostentarán mejor su elegancia y buen gusto arquitectónico. Serán de tres pisos y entresuelo, este igual al de las nuevas casas de la izquierda de la calle de Carretas, terminando con una elegante balaustrada. 

Desaparece la calle de la Zarza y se da nueva dirección a la de Preciados, de suerte que vendrá a desembocar enfrente de la puerta del ministerio; la del Carmen también recibe una ligera modiflcación".

Imagen: Proyecto de la Dirección Facultativa de las obras de la Puerta del Sol. Archivo de Villa.

Leemos en el diario La España del 2 de septiembre de 1859 la noticia del arreglo provisional de las aceras y el empedrado de la Puerta del Sol con sujeción al nuevo plano de la obra, ya que la plaza se mostraba compartimentada con arreglo al plano proyectado en 1857. Termina la nota del periódico con la esperanza de que "esta medida se realice antes de que principien las aguas de invierno".

Este proceso, no obstante, todavía no había finalizado el mes de noviembre. El día 4 de este mes, el propio diario La España comentaba que "luego que se concluya de poner aceras de asfalto en la nueva línea semicircular de la Puerta del Sol, parece se hará la correspondiente variación en el alumbrado de gas, y es de creer se coloquen algunos faroles en el medio de aquella gran plaza, pues de otro modo habría que atravesarla de noche poco menos que a oscuras".

Imagen: Puerta del Sol: Embocadura de la calle del Arenal (febrero de 1859). Biblioteca Nacional de España. En ella vemos el estado y disposición de las aceras, conforme al proyecto de plaza rectángular de Lucio del Valle.

Leemos en El Clamor Público del 4 de octubre de 1859:

"—VA DE VERAS.—El Consejo de Administración de las obras de la Puerta del Sol, cumpliendo con lo prevenido en la ley de 10 de Junio del corriente año, ha señalado el día 3 de noviembre próximo para la venta en pública subasta de los dos solares que el plano aprobado por real orden de 15 de Agosto último para la nueva reforma de la Puerta del Sol y sus calles afluentes, con las letras G y H, bajo las bases establecidas en el pliego de condiciones publicado en los periódicos oficiales".

Poco a poco, y a pesar de que en alguna subasta no se presentó ningún licitador, los solares fueron enajenándose por compradores privados. Un ejemplo lo encontramos en los solares marcados con las letras E, F o J que fueron vendidos en las cantidades de 1.570.800, 1.398.300 y 1.208.488 reales vellón. Finalmente, el 20 de enero de 1860 se efectuó la adjudicación del último solar comprendido en la línea curva donde se iban a construir las nuevas casas, quedando pendiente para el mes de febrero la subasta de los pocos solares correspondientes a las calles inmediatas que habían quedado sin adjudicar.

A pesar de haberse realizado ya las subasta de todos los solares y aprobado el proyecto de Lucio del Valle, seguían surgiendo alternativas a las obras, como esta presentada por Luis Pérez en 1860, probablemente consciente de que era imposible que pudiera tener más repercusión que la de mera anécdota. El autor recopiló información de diversas transformaciones urbanas en diferentes ciudades europeas (Roma, París, Bolonia o Mulhouse) para plantear una reforma en consonancia con lo que se estaba realizando en el viejo continente.

Leemos en el periódico monárquico La Esperanza del 22 de marzo de 1860 "Calcúlase que siguiendo las obras sin interrupción y con la actividad que ahora se observa, la mayor parte de las casas correspondientes a la reforma de la Puerta del Sol podrán quedar terminadas para mediados del año próximo. Urge, por lo tanto, el que se emprenda cuanto antes la rectificacion del Buen Suceso y que se decida pronto la cuestión pendiente acerca del solar inmediato al palacio del señor conde de Oñate, pues resaltaría mucho en la inauguración de la nueva plaza la falta de armonía en los dos extremos que son allí cabalmente los puntos que más llaman la atención".

Vemos, pues, que todavía no se encontraba resuelto, a pesar de lo avanzado del proyecto, una de las cuestiones que más quebraderos de cabeza causó a los promotores del proyecto, es decir la iglesia del Buen Suceso cuyos gestores mantenían su deseo de no moverse de la plaza.

Imagen: Reconstrucción de la Puerta del Sol. Biblioteca Nacional de España

El periódico monárquico La Esperanza del 9 de abril de 1860 informó a sus lectores del comienzo de las obras de la nueva iglesia del Buen Suceso en la Puerta del Sol. De esta forma leemos  "Según nos aseguran la semana que viene darán principio, por cuenta del Real Patrimonio, las obras para reedificar la iglesia del Buen Suceso con arreglo al plano de la reforma de la Puerta del Sol aprobado últimamente".

No obstante, no se llegó a dar principio a la obra, a pesar de lo avanzado del proyecto firmado por el Arquitecto Mayor de Palacio, Segundo de Lema, y aprobado por la Real Academia, en parte por la oposición que éste suscitaba en el ministerio de Fomento. Leemos en la página del Curioso Impertinente: "El sitio que ocupó el Buen Suceso no parece el menos a propósito; pues, aparte de las mezquinas proporciones de aquellos solares, en donde solo podría quedar con la holgura conveniente una ermita de cinco pies en cuadro, es el sitio menos elevado de la población, y quedarían sumergidas hasta sus cúpulas entre el caserío, no pudiéndose gozar de su vista más que desde la Puerta del Sol y calle Mayor; además, sería desacertadísimo colocar lo más sagrado entre lo mas profano, exponiéndonos a que el silencio y recogimiento de las sagradas ceremonias se turbe por el bullicio de las calles, oyéndose a veces, desde dentro, las más atroces blasfemias".  

Imagen: Vista de la Iglesia del Buen Suceso (ca. 1790). Museo de Historia.

Leemos en el diario La España del 8 de mayo de 1860:

"Fuente provisional. Ya se están haciendo en la Puerta del Sol las zanjas para los cimientos de la fuente qué ha de estar terminada el mes que viene. Se compondrá de un gran pilón provisional de ladrillo, colocándose en el centro el mismo surtidor que sírvió en la calle Ancha de San Bernardo para la inauguración, arrojando el agua a grande altura". A fin de evitar las filtraciones en la fuente se llevó a cabo también el asfaltado de la Puerta del Sol por la empresa titulada Eí Volcan, la misma que se ecargo de hacer este mismo trabajo en la fuente que provisionalmente se construyó en la calle Ancha de San Bernardo, para la inauguración de la traida de aguas del Lozoya.

La fuente no quedaría instalada hasta el mes de agosto, según nleemos en otra noticia del diario La Corona del día 8 de ese mes, aunque pronto se empezaron a realizar modificaciones en sus surtidores. El diario El Clamor Público del 4 de septiembre de 1860 se alteró su disposición de manera que el agua fluía de forma oblicua siendo el resultado, en opinión del redactor del periódico, "más bonito al representar las aguas un ramillete", quedando a juicio de los ociosos cual era más bello, "si los chorros ascendentales o los leterales que los han sustituido".

La fuente sin duda daba un toque espectacular a la plaza que provocó mas de una anécdota debido a la impetuosidad de su chorro que las reformas no supieron frenar. Fueron abundantes las quejas de los viandantes que quedaban empapados en los días en los que el viento provocaba que la cortina de agua (un río vertical, según los cronistas) empapara a los peatones. Leemos en el diario La España del 20 de febrero de 1861 bajo el irónico titular "BAUTIZADOS" la siguiente crónica:

Bautismo: Ayer tarde, con objeto seguramente de probar los caños de la fuente de la Puerta del Sol, que acababan de limpiarlos, se lanzó e agua con tal impetuosidad por ellos, que desde el ministerio de Gobernación hasta la calle de Preciados no formaba, mas que una tupida cortina que subía á una a tura de veinte píes y que desde cierta distancia producía el efecto de una espesa y blanca niebla. Escusado es decir que los muchos curiosos que por allí había sufrieron uno de esos remojones quo penetran hasta la médula de los huesos, y a los que se suele dar el nombre de mayúsculos.

Imagen: Construcción de la fachada norte de la Puerta del Sol. Museo de Historia

Además del problema de la Iglesia del Buen Suceso, el proyecto de reforma de la Puerta del Sol tenía abierto otro frente en el otro extremo de la plaza. El conde de Oñate, firmante de una reclamación sobre el proyecto presentado en 1854 por la Junta de Policía Urbana, seguía sin ver satisfechas sus reclamaciones ya que se veía perjudicado por las obras de la plaza. La supresión de la calle de la Duda hacía que los nuevos edificios quedaran empotrados en el costado del palacio de conde por lo que se privaba al mismo de una fuente de luz. El conde de Oñate no estaba de acuerdo tampoco con la indemnización prevista, por lo que la venta del solar afectado no se podía llevar a efecto hasta que este conflicto se resolviera.

Por esta razón, mientras que las obras del lado curvo de la plaza avanzaban a buen ritmo, los extremos de la Puerta del Sol seguían presentando el mismo aspecto ruinoso que ya tenían en 1854. En parte para disimular este mal aspecto, en el mes de septiembre de 1860 se instalaron delante de dichos solares unos quioscos con cristales de colores iluminados de noche con gas, iguales en todo a los que existen en los bulevares de París, destinados a la venta de periódicos, según leemos en el diario La Época del 15 de septiembre de 1860.

Imagen: El Palacio de Oñate en la calle Mayor: Museo de Historia

Leemos en las páginas de El Contemporáneo del 2 de mayo de 1861. "Por el ministerio de Fomento se ha expedido una real orden para que se reforme en la parte artística el plano formado por el arquitecto del real patrimonio para la iglesia y hospital del Buen Suceso, que debe completar la decoración de la Puerta del Sol de Madrid, plano que había sido ya aprobado por la Real Academia de San Fernando. El real patrimonio, que fue el primero que empezó la edificación con arreglo al primer proyecto aprobado por las Cortes, había ahora ordenado que el plano del hospital se ajustase estrictamente a los términos y deberes impuestos por las escrituras de fundación; pero cuidando de que en la parte exterior no hubiera nada que desarmonizara el plan general de las obras decretadas por las Cortes; pero parece que el deseo del real patrimonio no ha sido totalmente cumplido en esto último, y por eso el ministerio de Fomento ha mandado que se reforme el plan de la obra". 

Tales fueron los problemas presentados que el Real Patrimonio, propietario del solar, decidió a ponerlo a la venta y estudiar su traslado a otra ubicación. En un primer lugar se pensó en la montaña del Príncipe Pío y en el paseo del Prado, pero finalmente la iglesia del Buen Suceso se edificó en la calle de la Princesa, donde estuvo hasta 1975, fecha en la que el nuevo edificio se demolió para dar paso a otra iglesia de corte moderno.

Imagen: La iglesia del Buen Suceso en la calle de la Princesa. Tarjeta postal de José Lacoste (1910) en el Museo de Historia.

A pesar de que en los periódicos del momento eran frecuentes las críticas por el mal estado de la plaza y de alguna falsa alarma indicando que las obras de adecentado del pavimento de la Puerta del Sol iban a emprenderse en breve, la plaza seguía estando poco menos que intransitable. Hay que recordar que, a pesar de las obras en curso, no se cortó la circulación por ella ni a vehículos ni a transeúntes. Leemos en el diario La Época del 18 de octubre de 1861 este recorte:

"El lamentable estado en que se encuentra el empedrado de la Puerta del Sol, ha servido de tema varias veces para criticar al Ayuntamiento de esta corte por no poner el oportuno remedio. Según nos han asegurado no es él quien debe verificar estas obras, sino el Consejo de administración de las mismas, el que parece ha sido excitado varias veces por el municipio. Comprendemos que hasta que se hayan levantado todas la casas, no habrá querido dicha corporación empezar con el empedrado a fin de no tener que reformarlo después al poner las aceras de las nuevamente edificadas; pero hoy, que ya estas se hallan concluidas y que el Ayuntamiento por su parte está empedrando de nuevo las calles inmediatas, nos parece que sería muy oportuno ejecutar cuanto antes el de la Puerta del Sol, sin esperar a que entre el invierno y las lluvias y sea interminable una obra cuya necesidad y urgencia se halla reconocida por todos".

Imagen: Vista general de la Puerta del Sol, de Jean Laurent (1870).

La fuente provisional de forma circular, realizada en ladrillo y con los surtidores de la fuente del canal de Isabel II colocada en la calle ancha de San Bernardo, erigida en la Puerta del Sol en agosto de 1860, fue sustituida en enero de 1862 por una nueva que respetó la forma y estructura de la provisional. En este sentido leemos en La Esperanza: periódico monárquico del 14 de enero de 1862:

"La obra que se está haciendo para construir la nueva fuente de la Puerta del Sol se reduce a poner el pilón de piedra sobre un cimiento muy sólido, pues en lo demás no sufre variación alguna, quedando en el centro la misma armadura de hierro con diversos saltadores que tenía provisional".

Esta fuente permaneció presidiendo la plaza hasta 1895, estudiándose posteriormente ubicarla en otros emplazamientos. Finalmente, en 1913 se trasladó a la glorieta de Cuatro Caminos donde estuvo hasta después de la guerra civil. Después se instaló en la Casa de Campo frente al palacio de los Vargas, donde hoy en día puede contemplarse.

Imagen: La Puerta del Sol de Madrid (detalle) de Jean Laurent (ca. 1870, Museo de Historia).

Según el periódico liberal La Iberia del 4 de marzo de 1862 parece que había un proyecto de construir en el solar del Buen Suceso un magnífico edificio en analogía con los demás de la Puerta del Sol. Hubiera sido en su mayor parte de hierro colado y dividido en cuatro cuerpos, de los cuales ocuparía el bajo un gabinete de lectura y despacho de libros, y el superior terminaría con un globo terráqueo rodeado de barandillas para la enseñanza teórica y práctica de la geografía.

Obviamente, sabemos que este proyecto nunca se llevó a cabo, pues sobre el antiguo solar del Buen Suceso no se construyó nada. Metros más atrás de donde se encontraba la antigua iglesia se había edificado lo que será el Gran Hotel París, entre la calle de Alcalá y Carrera de San Jerónimo.

En el periódico El Clamor Público el 28 de junio de 1862 aparece una queja formal en una de sus hojas advirtiendo a la dirección de obras de la Puerta del Sol que se coloque una baranda de hierro alrededor de la fuente recién construida en la plaza. Dicho particular está disconforme con que los críos vayan a sentarse a la taza de la fuente y casquen en ella piñones provocando su deterioro. Además, también se queja de que algunas personas metan cacharros y botijos a la fuente para sacar agua.

Por las fotografías registradas en ese año concretamente y años venideros sabemos que el acceso a la fuente continuó siendo libre, por lo que esta queja no debió de ser tomada muy en serio y valorada de manera irrelevante.

El nuevo aspecto que lucía la plaza una vez finalizadas las obras de reforma en 1862 ha quedado registrado gracias a fotografías como la del francés Jean Laurent. En la vista general se puede observar la amplitud de su superficie, que cambió su fisionomía notablemente respecto de pocos años atrás, transformándose así en una gran plaza capitalina iniciando una nueva etapa del urbanismo madrileño. Con la ampliación realizada la Puerta del Sol albergaría nuevos edificios donde se instalarían las más notables fondas, hoteles y locales de comercio; una ciudad preparada para recibir foráneos y nuevos medios de transporte como el tranvía.

El diario de la tarde El Pensamiento Español publica el lunes 1 de diciembre de 1862 un parte oficial donde se anuncia la finalización de las obras de la Puerta del Sol, emprendidas por la iniciativa de S.M. la reina Isabel II y con el concurso de las Cortes. El consejo de administración a quien en virtud de la ley de 28 de junio de 1857 se encomendó la dirección de las obras, ha dado satisfactoriamente finalizado su cometido.